El doble recubrimiento magnetita/bronce o DCH

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El doble recubrimiento magnetita-bronce sobre núcleo de hierro (Fe/ Sn Cu/ Fe3 O4), es una singular técnica metalúrgica reconocida en armas procedentes de la necrópolis de La Hoya, situada cronológicamente en torno a mediados del siglo IV a.C, según los arqueólogos responsables de la excavación. De momento sólo se encuentra en ejemplares del grupo tecno-tipológico Monte Bernorio, y no hay evidencias de su presencia en otros tipos. La técnica consiste en la obtención dos capas de recubrimiento envolvente, dispuestas sucesivamente, una primera de bronce –en torno a 10-25 micras-en contacto directo sobre el núcleo de hierro, y una segunda, en superficie, ocultando a la anterior, de magnetita –y un espesor del orden de 50-100 micras.

Pomo montebernorio, necrópolis de La Hoya, Alava

Pomo montebernorio, necrópolis de La Hoya, Alava
Doble recubrimiento -DCH- "cantando" por exfoliación parcial de la magnetita

CUESTIONES PARA UN DEBATE

He aquí algunos capítulos de nuestro especial interés:

1.Quienes estudiamos estos materiales (arqueólogos y restauradores fundamentalmente) ¿describimos y leemos correctamente las superficies de alteración? ¿Qué información relevante, histórica o para la conservación, pueden contener los productos de corrosión? ¿Disponemos de una metodología adecuada para caracterizar las diferentes estructuras y discriminar entre las que deben ser conservadas o pueden ser eliminadas?

2.¿Por qué una técnica de recubrimiento superficial, tan característica como la magnetita, y por lo que parece tan habitual en el armamento prerromano, apenas ha sido reconocida y mucho menos estudiada? ¿Tiene esto algo que ver con la anterior pregunta?

3. Otro tanto puede decirse del doble recubrimiento bronce magnetita (DCH).

4. ¿Qué grado de aplicación por los antiguos grupos metalúrgicos tuvieron ambas técnicas? ¿Qué difusión espacial, cultural y cronológica? ¿Son técnicas comunes, pero exclusivas, de los diferentes grupos culturales de la Península Ibérica?

5.¿Qúe tecnología, y qué procedimientos técnicos se aplicaron para la fabricación de ambos tipos de recubrimiento? ¿Qué relación hay entre los pavonados, el revestimiento simple de magnetita y el doble recubrimiento de bronce/magnetita? ¿Tiene algo que ver aquel famoso texto de Diodoro que habla de procesos intencionados de oxidación por enterramiento, para la fabricación de armas de excelente calidad, con los procesos de oxidación superficial a magnetita?

6. ¿Qué información nos dan las morfoestructuras de corrosión que nos permitan una identificación y reconocimiento visual de ambas técnicas? ¿Es posible diferenciar si la magnetita que observamos tiene un origen natural o artificial?

7. La identificación de estos recubrimientos es condición imprescindible para su conservación activa, pero ¿qué otras medidas preventivas o durante los tratamientos pueden y deben adoptarse para lograr este objetivo?

Por lo menos en parte, desde aquí nos gustaría ir haciendo nuestras pequeñas aportaciones a toda esta cascada de preguntas.

Dos falcatas ibéricas con magnetita artificial, sin y con capa de protección

Sección del filo de una de las falcatas con magnetita preservando un núcleo metálico intacto

Sección del filo de una de las falcatas con magnetita preservando un núcleo metálico intacto

Microestuctura de la magnetita artificial

Comparativa de las secciones de la película de magnetita en el filo de una falcata ibérica, descontextualizada, de posible origen en el sureste peninsular (1)-, y sección en el canto de un umbo de escudo bernoriano, procedente de la necrópolis de La Hoya (Laguardia, Alava) (2). Se observa la extraordinaria similitud morfoestructural de ambos recubrimientos, ambos pasivando, aún, el sustrato metálico.

(1) Sección del filo de una falcata

(2) Sección del canto de un umbo

Características físico químicas de los recubrimientos de magnetita artificial


1- Se compone de magnetita (Fe3O4) muy homogénea aunque pueden detectarse zonas con wustita (FeO), descansando directamente sobre el núcleo metálico.
2- Presenta un color negro o gris oscuro con matiz azulado. Puede acabarse mate pero consiente un bruñido intenso, adquiriendo entonces un brillo casi especular con matices metálicos.
3- Configura un estrato superficial cubriente-envolvente, como una piel o membrana que resigue perfectamente los planos o relieves decorativos labrados sobre la superficie del hierro.
4- En sección es muy uniforme, aunque puede presentar un espesor variable (entre 50-100 micras); no obstante suelen desarrollar un proceso posdeposicional de tumefacción, por el que adquiere mayor espesor, e incluso verse afectada por procesos exfoliantes o subexfoliantes.
5- Su microestructura cristalográfica es uniforme y regular, desarrollando un crecimiento en agregados radiales o columnares desde el núcleo.
6- Tiene muy buena adherencia, coherencia e impermeabilidad, propiedades que le dan un notable poder protector frente a la corrosión, incluso en condiciones de enterramiento a largo plazo.
7- Por la misma razón hay una relación directa entre la corrosión del substrato, y el nivel de fractura-deformación de la membrana de magnetita (y la acumulación de depósitos externos de corrosión).
8- Es dura y tiene un comportamiento tenaz, por lo que no es rayada ni desgastada fácilmente y puede soportar impactos moderadamente intensos.

Damasquinado


Junto a los recubrimientos de magnetita, los elaborados tratamientos de acabado superficial -en la metalisteria montebernorio-, incluyen varias técnicas para el sobrepuesto o embutido de otros metales. Destacan, por la complejidad de algunas decoraciones y por la pericia de su ejecución, las ataujías o embutidos de hilos y cintas. La observación en detalle de las decoraciones damasquinadas nos descubre aspectos técnicos de gran interés que demuestran una gran finura y perfección en el trabajo del artesano.


Para el embutido de los hilos de plata, los artífices de estas decoraciones no ejecutaban surcos continuos (tal y como se emplearon después por ejemplo en los damasquinados merovingios). Nuestras fotografías de detalle muestran como el surco es en realidad una doble secuencia de minúsculas hendiduras, obtenidas por precisos golpes oblicuos de buril percutidos en dos sentidos opuestos. Empleando una escala podemos ver como, por cada milímetro lineal del surco, se aplicaron hasta cuatro golpes de fino buril, dos en cada sentido! (foto superior derecha). Si observamos un hilo de plata que se ha desprendido del soporte (foto inferior derecha) podemos apreciar su perfil y como la plata se ha adaptado a las hendiduras. En superficie queda el característico trazo en dientes de sierra. Una labor excepcionalmente meticulosa y sorprendente que nos acerca a la pericia de aquel artesano metalúrgico que podemos imaginar miope. En el motivo solar de la izquierda llama la atención , por el contrario, el irregular tamaño y trazo de las puntas, que parecen agolpadas en su tramo final, como si debiera incluir un número preciso y no hubiera calculado bien su reparto equidistante.

lunes, 12 de mayo de 2008

MAGNETITA ARTIFICIAL



Muchas armas de hierro fabricadas en la Península Ibérica durante los siglos previos a la dominación romana presentan acabados superficiales de magnetita artificial. Gracias a las excelentes propiedades anticorrosivas de las películas formadas se han conservado buenos ejemplares donde reconocer las características de estos recubrimientos. Pese a ello apenas hay referencias en la literatura especializada ni se menciona en las intervenciones de restauración, en parte quizá por su confusión con las superficies que presentan magnetitas naturales formadas por fenómenos de corrosión, lo que dificultaría su identificación y comprometería su conservación posterior.

El primer reconocimiento de la presencia de oscurecimientos de la superficie del hierro mediante recubrimientos compactos de magnetita, del que tengamos constancia, se debe a un interesante trabajo de Coghlan, quien recogía el análisis de una falcata y un puñal ibérico de procedencia andaluza depositados en el Ashmolean Museum de Oxford. Coghlan describe la película superficial que observa en estos dos ejemplares "the whole surface to be coated with a heavy layer of blue-black magnetite scale showing a marked layered structure". El autor cree probable que se formara a partir de un proceso intencionado de recocido (annealing), aunque más adelante parece albergar alguna duda y se refiere al recubrimiento sólo como "apparenty artificially patinated". Colghan también recoge en su análisis un puñal de antenas atrofiadas en el que encuentra el mismo tipo de recubrimiento de magnetita-wustita, y que responde al tipo de Alcacer do Sal, (Quesada IIA).

Es posible que este estudio cayera en el olvido o no obtuviera nunca la suficiente atención, pero no conocemos ningún trabajo posterior dedicado a la metalurgia o al armamento prerromano de la península Ibérica, que vuelva a dar constancia expresa de estas pátinas de magnetita artificial, salvo las referencias al mismo realizadas por F. Quesada, aunque sin reconocer su caracterización en nuevos ejemplares, y dos artículos de M. Sierra Montesinos. En uno de los trabajos, Sierra Montesinos presenta un excelente ejemplar de puñal de frontón exento (Pinos Puente, Granada), que conserva una superficie casi exenta de productos de corrosión que el autor ya interpreta como pátina artificial de magnetita; en el otro se describe un conjunto procedente de la necrópolis ibérica de Torremorana (Baena, Córdoba) en una de cuyas piezas identifica este acabado.

Una razón que podría explicar la ausencia de otras constataciones de este tipo de recubrimientos puede estar en el hecho de que, siendo la magnetita un producto de corrosión habitual en los hierros de procedencia arqueológica, no sería fácil distinguir su origen natural o artificial. Lo cierto es que hoy contamos con evidencias suficientes que confirman de manera incuestionable la hipótesis de Coghlan, y además permiten caracterizar y reconocer estos acabados en un significativo número de ejemplares y variantes tipológicas del armamento prerromano peninsular.

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