Las superficies originales de los objetos de hierro arqueológico se presentan como superficies de evolución muy alejadas de aquellas que las definió su creación metalúrgica. Podríamos decir que hay una superficie original primaria –predeposicional-, y una sucesión de superficies originales secundarias –postdeposicionales- que recogen las alteraciones físicas y químicas que se producen en el suelo. Estas superficies son de hecho superficies de evolución, en constante proceso de transformación morfológica y compositiva, y por tanto las únicas a las que tenemos acceso.
Los recubrimientos de magnetita artificial tienen muy buena adherencia, coherencia e impermeabilidad, propiedades que le dan un notable poder protector frente a la corrosión, incluso en condiciones de enterramiento a largo plazo. Partiendo de esta premisa, y según nuestra experencia, creemos que es posible estudiar las características morfoestructurales de las superficies de evolución resultantes para establecer una tipología secuencial de topografías de alteración. Esto podrá constituir una eficaz herramienta para identificar la presencia de magnetitas artificiales en ejemplares muy corroídos.
miércoles, 11 de junio de 2008
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